Es una garra que me comprime el pecho y no suelta.
Respiro profundamente. Pienso que mis problemas se resolverán.
Deseo tener una Navidad como en la infancia, llena de colores, de promesas, de artificios y presidida por el Niño Jesús.
La vida me ha maltratado, miembros de mi propia familia me han exigido cosas que no he podido soltar y he quedado en esa jaula.
Desgraciadamente he comprobado que la sinceridad, laboriosidad y lealtad no fructificaron. He recibido mucho mal por bien.
No de todos, no de mis hijas, aunque hayamos tenido como todas las familias nuestras rispideces, ellas me han dado mucho bien. Desearía haber colaborado mas con sus amadas vidas.
Mi escrupulosa honestidad hace que no haya prosperado mejor.
No quiero sentir pena por mí, no ayuda.
Vamos, fuerza respirando profundo, a sacar energía del núcleo del bien para poder hallar mas bien!!!
